lunes, 14 de abril de 2008

Gente grande

El pasado 11 y 12 de abril, Los Tipitos desembarcó en la calle Corrientes, como lo había hecho ya en 2006 para registrar Tipito Rex. Esta vez, la convocatoria fue en el teatro Opera, y el motivo, presentar los trece temas de su última producción (onceava de su carrera), Tan Real, que vio la luz hacia fines de 2007 de la mano de Pop Art Discos.

Reunidos por primera vez en 1994 en la ciudad de Mar del Plata, Raul Ruffino (voz y guitarra), Federico Bugallo (bajo), Walter Piancioli (teclado) y Pablo Tevez (batería), saltaron a la fama en frecuencia modulada de la mano de “Brujería”, el corte de su disco Armando Camaleón. Editado en 2004 por EMI, la placa de fresco pop-rock supo tener sus otros minutos de gloria en el éter con “Silencio”, “Campanas en la Noche” y “Algo”.

Ganador del premio Gardel 2008 en la categoría “Mejor Álbum Pop”, Tan Real retoma la frescura pop de su antecesor y la tamiza desde una perspectiva más madura, más mainstream. El sonido es prolijo, medido, y aún en los momentos más rockeros (como puede ser Te vas, con el “Negro” García López en guitarra y Claudio O’Connor en voz), se nota que los excesos no son parte del plan.

Sin embargo, el vivo les devolvió la calidez que supieron cultivar con tanto show en la peatonal gessellina. Vestidos de impecable etiqueta, tal como los encuentra la portada del disco, la primera mitad del show llegó junto a Tan Real, Más allá de los dos y la bellísima Sábados blancos (desde Armando Camaleón).

La velada trajo algunas dificultades en el sonido, pero no alcanzaron a opacar la precisión del ensamble, que logra su pico máximo en los arreglos vocales. Hacia el final del primer segmento, fue el turno de Silencio y el público hizo real aquello de “un montón de bocas como parlantes que saturan el aire”. El paso al intervalo lo dio “Vívelo” y la vibrante participación del Hendrix vernáculo: el “Negro” García López.

Diez minutos más tarde, el combo volvió a las tablas ya “de entrecasa”: jeans, remeras, zapatillas. Los cuatro desenfundaron las guitarras acústicas y le regalaron a sus fans más antiguos un popurrí de sus primeras composiciones, en el que se destacaron las dotes del baterista Pablo Tevez, que a su pericia con los parches agregó un excelente desempeño con las cuerdas y la voz.

Luego sí, fue el momento de los clásicos y con ellos, de mostrar la faceta más rockera, que incluyó Basta para mí, En el cielo, la furiosa Trip, y un final con Campanas en la noche. A esa altura, las butacas que habían engalanado el principio del show, se habían transformado en un obstáculo para las ganas del público de saltar y bailar.

El broche nada tuvo que ver con el repertorio tipito. Haciendo gala de su versatilidad y sentido del humor, se despacharon con un set ochentoso con coreografía “a lo Travolta” incluida: Billie Jean de Michael Jackson, Celebration de Kool & The Gang, Last train to London de Electric Light Orchestra y Funky Town, de Lipps Inc.

No importa cuál sea la vestimenta, el maquillaje o la ocasión. En una velada multifacética y brillante, Los Tipitos comprobaron aquella máxima que alguna vez soltó Andrés Calamaro: las melodías se cuidan solas.